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Tristeza y alegría en perfecto desequilibrio. Se asoman a mi ventana y se turnan para visitarme. Se unen y se confunden en la tragedia. Se separan en la apariencia que nos enseña a reír en conjunto y a llorar en soledad, a esconder las miserias como si no fueran realidad. Pero tristeza y alegría van de la mano, siempre de la mano.
Porque no hay respiro para sentir, no hay espacio donde sea mejor dejar salir cada sensación que el alma nos pide expresar, porque una sonrisa a cualquier precio no es sinónimo de felicidad. Porque no está todo tan bien ni todo tan mal.
No hay balanza que equilibrar, no está tan mal ser bipolar. Cada sensación nos enseña el camino a una decisión. Activación y meditación. Impulso a cada paso para avanzar.
¡Que la vida sea más que fantasía y menos que pura realidad!
Porque un amigo sabio me dijo “las cosas son” y entendí que no hay tantas preguntas que responder ni tantas conclusiones que sacar. Hay que caminar, canalizando lo que vendrá. Tristeza y alegría son un mismo vendaval. Si volamos como el viento, las aprendemos a escuchar.
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No está tan mal ser bipolar!
ResponderEliminargran pensamiento, coincido honguis.
(hola. amiga. quiero tomar mate.)
aguante!
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