viernes

felisa me muero

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La patada final que casi no sentí estar dando. 
como si fuera el paso que ya sabía. 
no sé si habrá sido mucha la opresión o muchísima ahora la tranquilidad. ya no tengo un solo lugar donde sentirme en casa. soy mi colchón, mi ventana, mi puerta y mi iluminación. 
hoy soy. 
y no lo que seré para toda la vida. la verdad es que no lo sé. 
hoy soy lo que soy hoy. mañana vemos.

y la cara eterna de la muerte. para recordarme que está ahí. que siempre algo nace y algo muere. que somos oscuridad y luz. que la libertad es explorarse. 
de lo mejor y de lo peor de mí, aprendí a verme. es testimonial el relato de lo que elegí. volví a elegir. me dije a mí misma que sí, que estaba bien ahí.

me presenté a mi oculta y bella compañera, la soledad. bella calamidad, diría una amiga larga.
la soledad que te mira desde adentro y te acompaña, y te ayuda a respirar, y te mueve las sensaciones como una licuadora y las hace volar, y te las hace pintar, cantar, bailar, escribir. 
la soledad con el sol en la piel o las nubes en los ojos.

¡Qué sé yo de los proyectos si recién vuelvo a ver todo esto! 
ahora con doble juego. ahora sí sostengo mis ganas de vivir con la fuerza de mi interior. no confronto las palabras porque estoy tan segura de mis inseguridades que toda nueva palabra es un alimento para deglutir y seguir engordando mi bienestar. bienestar malestar. malestar bienestar. no confundas una sonrisa con felicidad. no confundas una lágrima con tristeza. si no es de las emociones que vivimos...SÍ ES, las emociones son el motor. no te envuelvas en capas de protección. me gusta tirarme en el pasto y que me piquen las hormigas para aprender a salvarme yo. y poder ayudarte a salvarte a vos. 

si viérmos la unidad y el conjunto a la vez. como autitos chocadores desparejos, que al cruzarse cambian los rumbos. 

debo estar en un buen lugar. debo estar aprendiendo a cantar. se siente bien estar de nuevo acá. creo que de a poco me voy a acomodar. me saluda el oeste cuando vuelvo a regresar. me sienta bien esta nueva bocanada de libertad.
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martes

sueños de mi verano fatal

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Si pudieras ver el sol que te quema la ventana cada mañana
Si levantaras las persianas
En vez de esperar a la noche para que luces de colores
Iluminen tu mirada
Encandilen tu esperanza.

Si escucharas el silencio que te pide la soledad
Si aturdieras tus oídos con las voces interiores
En vez de llenar tu boca con palabras de otros
Y esperar la espera eterna de lo que nunca va a llegar
de lo que ni siquiera esperás.

Si quisieras por un rato descalzarte del cemento
Si dejaras que tu cuerpo se evapore con el viento
En vez de esconderte entre paredes hasta el cielo
Y vivir la vida de otros que vos creés que querés vivir.

Si entendieras la magnitud de nuestra pequeña existencia
Si la eternidad fuera cada instante que vivís
En vez de crear lazos mentirosos por el sólo deber de crearlos
En vez de sacudir los sueños de los que quieren volar.

Si creyeras en la posibilidad de soñar y vivir un sueño
Si aceptaras tus ganas de encontrar un espacio sin dueños
En vez de acostumbrarte a la resignación material de lo que no alcanzás
Y vender tus sueños por una posesión más.

Si soltaras las manos y te permitieras llorar tus desdichas
Si abrieras los ojos y pudieras sonreírle a tus grandezas
En vez de creer que la vida con placeres le corresponde a otros
En vez de escudarte en un domingo de falsas sonrisas
Y largas congojas escondidas.

Si regaras tu pasto para sentirlo con las plantas de tus pies
Y no sólo para que se vea lindo desde la vereda.
Si pintaras tu casa para divertirte con colores
Y no sólo para aumentar el valor de tu propiedad.
Si dejaras de pensar tanto en todo el resto
Sin olvidarte que sos parte de todo esto
Y activaras tu verdadero ser

Si supieras que podés.
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cortesía de la mañana

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una vuelta más y mis ojos se olvidan por un rato de los lunares en tu espalda. quince, veinte o treinta cinco. siempre que intento contarlos, me pierdo. son sólo una excusa para acariciarte, sentir la suavidad de tu piel que parezco no merecer. yo quiero explicarte que no me importa nada el después.

me das tu espalda y yo la quiero también. me gusta mirar por abajo de la sábana y ver cómo en el horizonte donde la luz ya no alcanza a distinguir formas y sombras, van desapareciendo tus lunares, como si fueran más piel que la misma piel.

tu mano cae sobre mi cadera casi de casualidad y mi espalda no puede disimular la felicidad. se estira queriendo abrazarte, enroscarte. tus ojos juegan a que se despiertan, me decís dos o tres palabras porque me ves atenta. cortesía de la mañana, si en tus sábanas estoy envuelta. 

una vuelta ya pasó y yo acá, en la esquina de mi locura, tratando de no hablar de vos.
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