viernes

barrio de mañana

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18ºC decía Crónica a la mañana. 18ºC que me hicieron dudar: ¿pantalón corto o largo?, en este extraño verano en la ciudad. Mi cuerpo dijo corto y así salimos, con mis piernas contentas de ver de nuevo al sol y mi pelo encantado de estar recogido.

Me gusta el barrio a la mañana. Tiene ese ritmo justo de activación, que no llega a la locura. Que te acompaña si vas con la mente florecida.

Sentarme en la vía a disfrutar de estar sola, que me mire raro el que tiene el auto estacionado al lado mío, ver los trenes pasar y no correrlos, si no estoy apurada por llegar. Tantas cosas cursis se me ocurren en la calle, y a veces me río de mi imaginación macabra que a todos los hace pelear.

Camino mientras bailo y bailo mientras camino entre las sombras y los soles que se me cruzan en la vereda, y descubro sus miradas que se asustan cuando las veo, porque seguro tampoco quieren verse.

El tiempo pasó sin que lo dejáramos pasar esta vez. Y entre tanta soledad sonreída, queda bien tu presencia.

Diez palabras y un viaje de impulsos, para derribar de a poco las paredes de nuestros más miedos. Pero me queda el gusto a olvido de todo lo que no sé decir. Y me pregunto si en realidad quiero a las palabras o prefiero tu mirada.

No quiero cerrar los ojos en una noche con vos, no quiero que se termine ese momento perfecto en el que tu cuerpo y el mío coinciden en un colchón. Y de tanto pensar, le saco la perfección, construyo barreras anti desilusión.

La locura siempre me lleva a rodar un poco, para volver a pararme y tambalear por la libertad entre tantas trabas que todavía me toca enfrentar. Conciente del despertar, de que nada se termina acá porque todo vuelve a empezar, todo se empieza a transformar.

El ritmo justo de activación, 
como el barrio,
que vos sos,
que yo soy.

Y si no es hoy, será el día que me encuentre otro par de zapatillas.
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palabras que suman