y nos fuimos a casa, caminando por las calles que tantas veces caminamos juntos. esta vez era yo la que hubiera querido otro final y era él el que sólo quería llegar a su almohada para descansar los pensamientos.
y tantas veces habíamos caminado al revés.
pero le dije también de su pared. eso era lo que me desesperaba por momentos y me hacía querer gritar lo que siento. porque no niego que lo siento. pero puedo sentirlo igual, así, tranquila.
ahora vuelvo a enfrentarme. no me puedo escapar. no me quiero escapar.
pero tranquila.
esa es la palabra.
tranquila.
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