lunes

en chiquito

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extraño los besos. extraño las manos. escribo chiquito porque escribo de adentro. porque siento cómo cada palabra que nace en el papel, golpea primero en el pecho, en mi pecho. porque me habla el pie, me habla el cuello, me hablan las piernas, las orejas y las manos. me habla la espalda, que extraña el abrazo, el apoyo en ese lugar donde descansar la vida, donde descansar la vista, donde relajar la mente.

extraño los dedos entrecruzados, las risas de a dos, que me pique la naríz. extraño sentirlo, extraño vivirlo. extraño la sinceridad, el despojo de posturas, el juego por diversión. la realidad de lo sentido. extraño las cosas claras, la satisfacción constante. extraño tenerte, tenerme en vos, tenernos afuera. extraño lo blanco y lo negro, sin demasiados grises. no te extraño a vos, porque vos no sos. no tengo vos.
y eso también lo extraño.


extraño no hablarte. extraño pensarte. extraño mirarte, encontrarnos entre medio de un sinfin de estímulos y que sólo nos importen dos. extraño sentirlo, extraño saberte, extraño quererte. extraño no verte. extraño extrañarte. me extraño a mí misma en una realidad más que propia. extraño sorprenderte, extraño moverte, extraño buscarte. extraño encontrarte.

te extrañan mis labios, te extrañan mis ojos. te extraña mi pelo, mi nuca, mi espina dorsal y mi alma. te extrañan mi axila, mi empeine y mis rodillas. te extrañan mi ombligo y mi ingle. mis uñas, mi piel, mi pera y mi nariz.
te extrañan.


te extraña mi deseo.
extraño tu deseo.
extraño estar sola de a dos.
extraño pensar un mundo con otro que piense el mundo conmigo.

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palabras que suman